Respeto a la memoriaEL PASTOR POLIFACÉTICO QUE CONSTRUYÓ NUESTRA CATEDRAL Monseñor Pompilio Gallego

Esta no es la historia de un hombre común; esta es la historia de un ser humano que contribuyó sustancialmente en la edificación de la iglesia jericoana, tanto en lo material como en lo espiritual. A principios del siglo XX, mientras en los países europeos y norteamericanos la modernidad ya era algo cotidiano y se respiraba en cada calle y esquina, en los países suramericanos como Colombia, la ruralidad y la vida de campo eran...
Consejo de Redacción AdP6 años .27416 min

Esta no es la historia de un hombre común; esta es la historia de un ser humano que contribuyó sustancialmente en la edificación de la iglesia jericoana, tanto en lo material como en lo espiritual.

A principios del siglo XX, mientras en los países europeos y norteamericanos la modernidad ya era algo cotidiano y se respiraba en cada calle y esquina, en los países suramericanos como Colombia, la ruralidad y la vida de campo eran aún la carta de navegación de nuestros abuelos y padres. Fue en un lugar de estos, entre montañas verdes, animales de finca y mucho aire puro para respirar, donde nació el personaje de esta historia: Pompilio Gallego Arboleda, un hombre que a muy temprana edad consagró su vida a la iglesia y quien llegaría a Jericó para quedarse en la memoria de sus habitantes por el resto de su historia.

El 15 de junio de 1914 en la vereda Palo Blanco, que por ese entonces pertenecía al municipio de Pueblorrico y que hoy hace parte del municipio de Hispania, nació Pompilio Gallego Arboleda, hijo de Epifanio Gallego Hernández y Elvira Arboleda de Gallego, quien fallecería diez meses después del alumbramiento del pequeño Pompilio, hecho que hizo que él fuera el último de los 8 hijos de la pareja Gallego Arboleda.

Su infancia transcurrió en la vereda Mulato, también en el municipio de Pueblorrico, donde estaba ubicada la hacienda de sus abuelos paternos Matías Gallego Loaiza y Agapita Hernández Castro, quienes lo acogieron en su hogar luego de la muerte de su madre. Allí, junto a ellos, se educó y comenzó a trazar su proyecto de vida, que muy pronto lo llevaría a escoger la vocación sacerdotal. Formado en el seminario Diocesano de Jericó San Juan Eudes, fue ordenado como sacerdote por Monseñor Francisco Cristóbal Toro el primero de diciembre de 1940.

En enero de 1955 Monseñor Antonio José Jaramillo Tobón lo constituyó párroco de la catedral Nuestra Señora de Las Mercedes de Jericó, funciones que ejerció durante 36 años consecutivos hasta 1991. “Distinguido por su modestia a los honores, atento solo a sus obligaciones sacerdotales para bien de los fieles y a las cívicas en general, de todo lo cual es un monumento, Monseñor Pompilio Gallego presenta una existencia rica en el ejercicio de sus abnegados deberes para con sus superiores y con su pueblo”. Así fue descrito Monseñor Pompilio en la Revista Jericó del Centro de Historia en el año 1980, y no es para menos, pues son palabras precisas para referirse a un hombre que trataba con igual cariño a su prójimo, ya fuera campesino, noble, rico o pobre. Nunca discriminó a nadie.

La humildad y la austeridad, tanto en lo administrativo como en lo personal, también marcaron la vida de este gran hombre; pero la obra que lo inmortalizó fue la de haber llevado a cabo la construcción de la actual catedral, hecho que no fue fácil cumplir y para la que Monseñor debió valerse de rifas y ventas de iglesia para poder terminarla. De Monseñor Pompilio Gallego se sigue hablando aún después de su muerte, ocurrida el 20 de diciembre de 2010, porque los que lo conocieron en vida seguirán escribiendo y refiriéndose a él “como el hombre de finísima contextura espiritual, profundamente religioso, trabajador infatigable y caballero del buen decir”.

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Esto es un homenaje a nuestros orígenes, un homenaje a esa Aldea del Piedras que crearon nuestros mayores, un homenaje a su coraje, su dedicación, su esfuerzo, su tesón, y su condición de visionarios.

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