A decir verdad, desde que existen las civilizaciones existen de igual manera las ideas contrarias, y es razonable que eso ocurra. Como somos la única especie que tiene conciencia de sí misma, somos la única especie con capacidad de soñar. Pensamos en el futuro, reflexionamos sobre las maneras de hacer las cosas.
Los abuelos hablaban de “encontrarle la comba al palo”, es decir, saber cómo hacer algo, cómo abordarlo.
La vida ha enseñado a la especie humana que todo tiene múltiples maneras de enfrentarse: cómo trabajar, cómo llevar la vida familiar, cómo educar a los hijos, cómo construir un gobierno, cómo hacer una casa, en fin.
Mire usted que los animales siempre hacen sus cosas de la misma manera, y así ha sido a lo largo de miles de años. Los animales no tienen ni sueños ni proyectos, no transforman sus vidas, sus rutinas.
La civilización también ha mostrado que existen múltiples métodos para propiciar acuerdos sobre las maneras de hacer las cosas: conversar, deliberar y persuadir son algunas de las formas; pero se presentan épocas oscuras en las que el método ha sido distinto: el uso de la fuerza, la imposición del miedo. La intimidación es un método reprochable, desde luego, aunque ha tenido victorias ocasionales. Las camisas negras de Hitler y los SS impusieron en la Alemania Nazi, a punta de miedo, unas “mayorías” que fueron efímeras. Las dictaduras en todo el mundo, ayer y hoy, se imponen a la fuerza e instauran el miedo. No duran eternamente.
El miedo se opone a la razón. No es con el miedo como se llega a la verdad. El miedo no persuade, intimida.
Ayer, hoy y siempre, no es el miedo un método aconsejable.
Consejo de Redacción AdP
Esto es un homenaje a nuestros orígenes, un homenaje a esa Aldea del Piedras que crearon nuestros mayores, un homenaje a su coraje, su dedicación, su esfuerzo, su tesón, y su condición de visionarios.