El texto que inspira esta historia de hoy se encuentra en un trabajo centrado en el influjo de la minería antioqueña en la industrialización del país, realizado en la Universidad de Antioquia por el profesor Antonio Romero H.
No hay mal que por bien no venga
Destaca que en el siglo XVIII las minas de Antioquia que eran “más accesibles y fáciles de trabajar” se agotaron. La tecnología primitiva que se utilizaba en esa época hacía muy difícil la extracción. Fue un período que coincidió con el fin de la época colonial. Pero a principios del siglo XIX, en las primeras décadas de la república, llegaron al país ingenieros procedentes de otros países, contratados por empresarios de la minería, que no solo introdujeron mejores técnicas en la explotación de minas de veta, sino que incorporaron ingeniería de obras. De esta manera, la economía de Antioquia no solo tuvo un nuevo aire, sino que fue la base originaria de otras actividades y empresas: desde el desarrollo bancario del primer período republicano, pasando por el auge de la actividad comercial, hasta aportar el músculo financiero que se convirtió en la base crediticia para la mayor parte de la industria tabacalera y metalmecánica y el estímulo de las importaciones que provenían de Europa.
La minería favoreció igualmente el desarrollo de la capacidad inventiva de empresarios y operarios. Fue en estas empresas donde se establecieron por primera vez las bases de una administración racional y sistemática, que luego serviría de ejemplo a todo el país. Se consolidaba así el prestigio de los empresarios antioqueños como un grupo fuerte, “con una iniciativa que no denotaba marcados prejuicios de clase, sobre todo en lo concerniente a linajes. Se vio en ellos un grupo interesado en reinvertir en vez de acumular ganancias; en mejorar la explotación de las minas; en abrir las tierras aledañas al río Cauca; en financiar los colonos del sur y del suroeste y en establecer comercio con el exterior del país sin dejar de hacerlo con el interior”.
El Ferrocarril de Antioquia.
A no dudarlo, el motor económico de la minería fue el inspirador del ferrocarril de Antioquia, pues era necesario contar con una infraestructura competitiva para el transporte eficiente de los minerales. Era urgente conectar no solo a la producción minera sino la de otros productos, con el río Magdalena, para las tareas de exportación.
Su construcción se inició en 1874 y se prolongó a lo largo de 45 años. Para el año 1929, el aislamiento histórico de nuestro departamento, dada su escarpada geografía, fue superado con esta obra que representó, según dicen todos los análisis, “una empresa colosal”, un orgullo de la antioqueñidad.
Consejo de Redacción AdP
Esto es un homenaje a nuestros orígenes, un homenaje a esa Aldea del Piedras que crearon nuestros mayores, un homenaje a su coraje, su dedicación, su esfuerzo, su tesón, y su condición de visionarios.





