OpiniónEl cobre diversifica nuestra economía

Participar en el programa Miércoles Minero ha sido una experiencia transformadora. Como habitante del corregimiento Palocabildo, me siento orgulloso de haber tenido la oportunidad de conocer de cerca el proyecto Quebradona y entender, más allá de los rumores, la verdadera dimensión de lo que allí se está construyendo. Cada vez que visito el proyecto, salgo con una convicción más firme: la minería responsable sí es posible y, además, es necesaria para el bienestar de nuestra...

Participar en el programa Miércoles Minero ha sido una experiencia transformadora. Como habitante del corregimiento Palocabildo, me siento orgulloso de haber tenido la oportunidad de conocer de cerca el proyecto Quebradona y entender, más allá de los rumores, la verdadera dimensión de lo que allí se está construyendo.

Cada vez que visito el proyecto, salgo con una convicción más firme: la minería responsable sí es posible y, además, es necesaria para el bienestar de nuestra sociedad. Los minerales no son ajenos a nuestra vida; por el contrario, están presentes en todo lo que usamos a diario: en la vivienda donde vivimos, en la carretera que transitamos, en la electricidad que llega a nuestras casas, en los celulares que nos comunican y en la tecnología que usamos, incluso, en el campo para mejorar nuestras cosechas.

El cobre, en particular, es esencial para la transición energética, para el desarrollo tecnológico y para una agricultura más eficiente. Lo usamos sin darnos cuenta, pero sin él no podríamos mantener el ritmo de vida que llevamos ni soñar con un futuro más sostenible.

Por eso, considero que el proyecto Quebradona representa una gran oportunidad para Jericó y para todo el Suroeste antioqueño. Necesitamos diversificar nuestra economía, tener más fuentes de empleo y abrir nuevos caminos para nuestros jóvenes. No podemos seguir dependiendo de una sola actividad económica y esperar resultados distintos. La minería, bien hecha, puede complementar otras vocaciones de la región y ser un motor de desarrollo.

Entiendo que haya temores. Es natural. Pero también creo firmemente que el camino no es cerrarnos al diálogo ni alimentar prejuicios. La invitación que hago desde esta columna es clara: conozcamos el proyecto de primera mano, preguntemos, visitemos, escuchemos todas las voces y formemos nuestra propia opinión. No se trata de decir sí o no a ciegas, sino de asumir un rol activo como comunidad: ser veedores, vigilantes y partícipes de que lo que se haga, se haga bien y en beneficio de todos.

El cobre está aquí, bajo nuestros pies. La decisión está en nuestras manos. Hagamos de este recurso una oportunidad para crecer juntos, con responsabilidad, transparencia y visión de futuro.

Por: Wilson Garcés – Habitante de Palocabildo

Consejo de Redacción AdP

Esto es un homenaje a nuestros orígenes, un homenaje a esa Aldea del Piedras que crearon nuestros mayores, un homenaje a su coraje, su dedicación, su esfuerzo, su tesón, y su condición de visionarios.

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