El 16 de julio de 1815, en la ciudad de Medellín, nació Santiago Santamaría, una figura cuya influencia marcaría profundamente la historia del suroeste antioqueño. Proveniente de una familia culta y adinerada, Santiago demostró desde joven un espíritu emprendedor y una visión clara para el desarrollo de su entorno. Su vida, que se extendió hasta el 1 de junio de 1868, dejó un legado que, 174 años después, sigue siendo fundamental en la identidad y el progreso de Jericó.
Santiago Santamaría no solo fue el fundador de Jericó, sino también un líder generoso y decidido. En un acto de profundo compromiso con el futuro de la región, donó varios terrenos y lideró los complejos trámites necesarios para la fundación de lo que originalmente se conoció como “Aldea de Piedras”. Este pequeño asentamiento, que luego sería denominado “Atenas del Suroeste” y finalmente “Jericó”, se forjó sobre los valores que hoy en día nos identifican: progreso, cultura, respeto y un vasto potencial para el desarrollo de diversas actividades económicas.
Desde sus inicios, Jericó se destacó en la agricultura, el comercio y la producción de cuero, sectores que impulsaron el crecimiento del municipio. En la actualidad, nuevas industrias como el cultivo de aguacate, las reforestadoras y la minería han tomado protagonismo, demostrando la capacidad de adaptación y evolución de la región. Es importante destacar que, aunque muchos no lo saben, la minería ha sido parte integral de la historia de Jericó desde sus primeros días.
La conexión de Santiago Santamaría con la minería no era casual. Dentro de sus propiedades se encontraban una salina en Pipintá y una mina en San Juan, lo que evidencia que esta actividad económica ya formaba parte del tejido social y económico de Jericó desde su fundación. Además, la influencia minera venía en su ADN, ya que su padre, Juan Santamaría, no solo le transmitió el legado fundacional, sino también el espíritu minero, siendo este último el fundador de la Sociedad Minera en Antioquia.
Además, en el archivo municipal, un hallazgo trascendental quedó registrado en el año 1881, revelando la riqueza oculta bajo las montañas del suroeste antioqueño. Según consta en el Libro No.24 -1881, Legajo 44, Folio 1, preservado en el Centro de Historia de Jericó, se descubrieron importantes yacimientos de oro y plata en las cercanías del corregimiento de Palocabildo, específicamente en las áreas conocidas como Quebradona Arriba y Vallecitos, cerca del predio conocido como El Chaquiro, donde actualmente se ubica el proyecto Minera de Cobre Quebradona.
La historia lo demuestra. La minería, más que una simple actividad económica, forma parte de nuestro ADN como jericoanos. Y no hay mejor manera de aprovechar los recursos que la tierra nos brinda que hacerlo de manera responsable, impulsando el desarrollo y el progreso de nuestra comunidad.
Consejo de Redacción AdP
Esto es un homenaje a nuestros orígenes, un homenaje a esa Aldea del Piedras que crearon nuestros mayores, un homenaje a su coraje, su dedicación, su esfuerzo, su tesón, y su condición de visionarios.