La época de la navidad tiene una magia especial. Los corazones se disponen hacia la paz y la reconciliación, la fraternidad fluye, el sentimiento del amor parece florecer. Los tiempos de navidad son tiempos alegres y son también tiempos de reflexión. Es el último mes del año, y ya, hacia el 31 de diciembre, hacemos balances y promesas, reafirmamos sueños.
Hemos hablado aquí muchas veces de los valores del espíritu jericoano, un espíritu que es también una cultura, una impronta que nos define e identifica: la decencia, las buenas maneras; el respeto hacia el otro, aunque pensemos diferente.
Tal vez la alegría y la esperanza de diciembre, que tienen el poder de revestir nuestros encuentros familiares, las relaciones con nuestros amigos, la bienvenida a aquellos seres queridos que regresan y se reencuentran con nosotros, sirva también para animar el diálogo, a cambio de la confrontación; para hablar basados en los argumentos, y reconocer que pensar diferente no necesariamente significa que el otro merezca nuestro castigo. Esa es la esencia de unas enseñanzas que la fe cristiana viene entregándonos desde hace ya dos mil años, y que nosotros, con humildad, expresamos en los términos de que “hablando, se entiende la gente”.
¡Feliz Navidad!
Consejo de Redacción AdP
Esto es un homenaje a nuestros orígenes, un homenaje a esa Aldea del Piedras que crearon nuestros mayores, un homenaje a su coraje, su dedicación, su esfuerzo, su tesón, y su condición de visionarios.
