Cuando los buses y los carros están ya casi en las puertas de nuestro municipio, las gentes ven en el costado izquierdo de la carretera una nueva valla que opera desde hace dos meses.
Esa herramienta de publicidad exterior es comúnmente utilizada para vender bienes o servicios, pero sirve también para expresar, en frases cortas, pensamientos o convocatorias.
Los expertos dicen que una valla es un grito en el camino.
Nos pareció que esta valla era una excelente oportunidad de sintetizar todo aquello que hemos aprendido del Espíritu Jericoano, esa cultura y modo de ser que identifica a la gente de nuestro pueblo.
El dicho de que “hablando se entiende la gente” refleja el modo de ser jericoano: propenso al diálogo, la reflexión y el espíritu constructivo, aunque existan diferencias. Podemos entender el profundo significado que tiene para la vida de las personas de Jericó la historia misma del nacimiento de este pueblo.
Así reivindicamos en la primera valla el hecho, por demás notable, de que la fundación de Jericó haya estado asociada a la realización de un cabildo, que, si bien es un término asociado a instituciones creadas por la corona española en la época de la colonia, es también una expresión que hace referencia a las reuniones públicas en las que los habitantes conversan alrededor de temas de interés común.
En la segunda valla hicimos un homenaje al concepto del “respeto” que, no dudamos, es la palabra que mejor define el Espíritu Jericoano.
Así, esta valla es una tarea más que nos hemos impuesto en todo este formidable proceso de aprendizaje con el que estamos comprometidos.
Consejo de Redacción AdP
Esto es un homenaje a nuestros orígenes, un homenaje a esa Aldea del Piedras que crearon nuestros mayores, un homenaje a su coraje, su dedicación, su esfuerzo, su tesón, y su condición de visionarios.