
Acaba de concluir un evento del que los jericoanos van a hablar por varias generaciones y cuya trascendencia histórica apenas estamos acabando de entender.
El Hay Festival nació en 1988 (hace ya 31 años) en Hay – on – Wye, una pequeña aldea en la región de Gales (Reino Unido) que tiene apenas 1.500 habitantes y 41 librerías, es la ciudad de los libros. Este es pues un festival literario y de las artes que, muy rápidamente, atrajo el interés de músicos, cineastas, escritores y personalidades internacionales. Desde 1996 se organiza en otros países del mundo: México, Italia, Brasil, Colombia, España y Perú. En Colombia empezó en el año 2007 en Cartagena, luego en Medellín y ahora aquí, en Jericó; un verdadero privilegio.
Su enfoque en la literatura y en el ejercicio del pensamiento es, seguramente, el prodigio de este evento que no solo contribuye a la sensibilización estética y social, sino que transmite conocimiento y enseña con el ejemplo.
Pareciera un evento que encaja de manera maravillosa con el espíritu jericoano y, tal vez, por eso fuimos escogidos, porque ocurre que una de las virtudes del pensamiento es transitar por un camino totalmente diferente al del fanático, que niega la existencia de cualquier idea que no sea su propia idea de las cosas. El pensamiento abre la mente, entiende la diferencia, aplaude el diálogo civilizado.
Mire nada más el eje de la convocatoria: “Imagina el mundo” y mire el perfil de los ilustres invitados, ve usted un ejercicio como el realizado por Emmanuel Neisa y Diana Ospina que a través de historias infantiles educan en el diálogo y la conciliación, en superar las diferencias; y Enrique Rojo educa sin aspavientos sobre la minería ilegal. Ver personajes marcadamente críticos como el caricaturista Vladdo o el periodista Pascual Gaviria conversando en paz y deliberando con personas que no necesariamente comparten su visión del mundo.
Educar en la diferencia, propiciar el diálogo constructivo, aprender a imaginar mundos que no son necesariamente los mundos de hoy es un aporte invaluable. Los organizadores y Comfama, la entidad que fue motor de este evento, merecen un caluroso aplauso y nuestras felicitaciones.
Consejo de Redacción AdP
Esto es un homenaje a nuestros orígenes, un homenaje a esa Aldea del Piedras que crearon nuestros mayores, un homenaje a su coraje, su dedicación, su esfuerzo, su tesón, y su condición de visionarios.