Los Rostros de QuebradonaCamila Jaramillo, una jericoana que con el estudio ha roto barreras

Camila Jaramillo es una mujer joven, decidida y brillante. Su historia está llena de amaneceres tempranos, caminos empinados, libros abiertos y sueños grandes. Nacida y criada en la vereda Quebradona Arriba, del municipio de Jericó, Camila es hoy contratista del proyecto Quebradona, pero detrás de su trabajo hay una historia de superación que vale la pena contar. Desde pequeña, Camila se sintió atraída por el estudio. “Entré a la primaria con cinco años, incluso no...

Camila Jaramillo es una mujer joven, decidida y brillante. Su historia está llena de amaneceres tempranos, caminos empinados, libros abiertos y sueños grandes. Nacida y criada en la vereda Quebradona Arriba, del municipio de Jericó, Camila es hoy contratista del proyecto Quebradona, pero detrás de su trabajo hay una historia de superación que vale la pena contar.

Desde pequeña, Camila se sintió atraída por el estudio. “Entré a la primaria con cinco años, incluso no me querían aceptar por ser tan chiquita”, recuerda. Su padre, antes de salir a trabajar a las 4:00 de la mañana, le enseñaba las tablas de multiplicar. Desde entonces, su amor por el conocimiento no ha dejado de crecer.

Cursó la primaria en la escuela Avelino Marín Bedoya y luego hizo el bachillerato en Palocabildo. “Nos tocaba caminar más de dos horas todos los días, lloviera o tronara”, cuenta. Eran años duros, pero llenos de voluntad: “Cuando uno quiere, todo se puede”.

Camila no se detuvo tras el colegio. Primero estudió una técnica en Auxiliar Contable y Financiero en Compujer, luego una tecnología en Gestión Administrativa en La Pintada. Las prácticas la llevaron a Medellín, donde trabajó con una empresa de alimentos cárnicos. Pero su sueño siempre fue claro: estudiar Administración de Empresas.

La oportunidad llegó en 2020, en plena pandemia, cuando comenzó a trabajar en Quebradona. “Me dieron un portátil, y ahí vi la oportunidad de estudiar virtual”, recuerda. Esa herramienta le abrió la puerta a la Universidad Nacional Abierta y a Distancia. Se graduó con honores, con un promedio de 4.7. Y como no podía hacer prácticas, decidió ir por más: comenzó una especialización en Alta Gerencia y Desarrollo Organizacional, que terminará en pocos meses.

Camila también estudia inglés y ya ha cumplido otro de sus sueños: viajar al exterior. Visitó República Dominicana, donde pudo practicar el idioma y conocer nuevas culturas. Ahora sueña con trabajar en una gran empresa, o incluso, con ser gerente algún día. “Los sueños se cumplen, pero hay que trabajar mucho por ellos”, afirma con convicción.

Como jericoana y mujer del campo, ve con buenos ojos el desarrollo del proyecto Quebradona. “Viví en la finca La Coqueta (donde está el proyecto Quebradona) 11 años y le tengo mucho cariño. La empresa ha sido muy responsable con el medio ambiente y con la comunidad”, dice. Está convencida de que sí se puede convivir con la minería bien hecha, basada en el respeto, la sostenibilidad y el compromiso social.

Camila es ejemplo de cómo la educación transforma, de cómo la disciplina abre caminos, y de que los sueños, por más grandes que parezcan, están al alcance si se caminan con firmeza. Desde Quebradona Arriba hasta la vida profesional que hoy construye, su historia es inspiración para muchos jóvenes del territorio que, como ella, quieren soñar en grande.

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Esto es un homenaje a nuestros orígenes, un homenaje a esa Aldea del Piedras que crearon nuestros mayores, un homenaje a su coraje, su dedicación, su esfuerzo, su tesón, y su condición de visionarios.

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