OpiniónNo deja de causar sorpresa el artículo escrito por el exministro de Minas y Energía, Jorge Eduardo Cock, publicado en estas mismas páginas el pasado 2 de octubre,

en el que cuestiona la posibilidad de que proyectos mineros de alta importancia para el país, catalogados por el gobierno del presidente Duque como Proyectos de Interés Nacional y Estratégico (PINE), se lleven adelante. Comparar la minería de hace veinte años con la minería moderna, que hoy utiliza tecnologías que priorizan la mitigación del impacto ambien­tal, herramientas de última generación para la medición de calidad de agua y aire, conectividad 5G, vehículos eléctricos y equipos...
Consejo de Redacción AdP4 años .131714 min
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en el que cuestiona la posibilidad de que proyectos mineros de alta importancia para el país, catalogados por el gobierno del presidente Duque como Proyectos de Interés Nacional y Estratégico (PINE), se lleven adelante.

Comparar la minería de hace veinte años con la minería moderna, que hoy utiliza tecnologías que priorizan la mitigación del impacto ambien­tal, herramientas de última generación para la medición de calidad de agua y aire, conectividad 5G, vehículos eléctricos y equipos operados de manera robótica, resulta erróneo.

Estrictas regulaciones como la colombiana, y un evidente compromiso de empresas multinaciona­les, que han entendido la necesidad de generar una convivencia armónica de sus negocios con el ambiente y el entorno social, han permitido que hoy sea posible el desarrollo de este tipo de proyectos.

El país merece que los debates relacionados con infraestructura se den bajo un riguroso contexto científico y fáctico y no basados en impresiones e imprecisiones que generan desinformación y terminan obstaculizando el desarrollo de un país.

He tenido la posibilidad de visitar diferentes proyectos mineros y de infraestructura. Por mi experiencia en el sector, AngloGold Ashanti Colombia me invitó a ser parte de su grupo de consejeros, y antes de aceptar este llamado pedí conocer a fondo la compañía y el proyecto Que­bradona en Jericó, la forma como se ejecutaría y la promesa de valor con la cual se compromete la compañía.

Luego de estudiar y analizar esta información y de conocer de primera mano el alcance del proyecto en Colombia, así como una de las operaciones de minería subterránea de oro que tiene la compañía en Brasil, pude evidenciar la implementación de los más altos estándares de responsabilidad ambiental y técnicas mo­dernas e innovadoras de ingeniería con las que trabaja AngloGold. Me enteré de cómo era posible operar una planta de producción en la superficie, rodeada de una gran reserva forestal, demostrando una total coexistencia y generando amplias posibilidades de desarrollo para las comunidades.

Hoy puedo decir, sin temor a equivocarme, que las críticas de Cock al proyecto Quebradona no cuentan con los suficientes argumentos técnicos y científicos. Dice el exministro, por ejemplo, que no sería posible que los impactos en cuanto a calidad del aire y ruido sean mínimos, como lo ha manifestado AngloGold, puesto que la mayor parte de las operaciones estarían por fuera de la caverna. Desconoce, sin embargo, que las actividades de explotación en el proyecto son subterráneas y que, en este sentido las emisiones de la explotación son tratadas en su interior, sin que sean percibidas en la superficie.

Así mismo, presenta como una verdad de a puño un debate tan complejo como es el manejo de las aguas, orientado desde la percepción y no desde las pruebas ingenieriles. De acuerdo con las pruebas que he podido presenciar, la compañía cuestionada ha logrado acumular estudios geológicos de más de diez años, con perforaciones de más de 90.000 metros, con tecnología de punta y aplicación de diferentes ensayos de laboratorios locales e internaciona­les, que ratifican que en la montaña de Jericó no hay acuíferos y que, por lo tanto, las aguas no serán afectadas.

Prueba de ello es que en dichas áreas los habitan­tes no tienen captaciones de agua subterránea, tipo aljibe o pozo, para suplir sus actividades agropecuarias ni domésticas.

Igualmente, cuestiona Cock la posibilidad de revegetalizar la zona, sin conocer que el área donde se encuentra ubicado el proyecto minero comprende, principalmente, fincas ganaderas donde el bosque seco tropical está prácticamente eliminado. Es más, según los cálculos realizados con base en mapas de Von Humboldt y Coran­tioquia, el bosque seco tropical puede llegar a desaparecer por completo en Jericó antes de cuatro años.

En los planes que está presentando AngloGold Ashanti he podido constatar la siembra de más de 1.900 hectáreas que buscan reconectar los diferentes ecosistemas en el territorio. Al con­trario de lo que plantea el exministro, veo más regeneración que destrucción.

Las críticas de Cock siembran dudas sobre la fecha final del proceso de producción, descono­ciendo que, como sucede con cualquier proyecto minero en sus etapas de avance, los modelos numéricos de las reservas probadas, probables e inferidas pueden modificar levemente la fecha de cierre. El proyecto, como lo ha socializado AngloGold, tendrá una fase de operación de más de veinte años, que se iniciará cuando se termine la fase de construcción.

En este tipo de minería, un tema de alta sensibi­lidad es el proceso de relave. En cuanto a esto, AngloGold Ashanti afirma que implementará un sistema para el manejo de aguas que son producto del proceso de relaves y que, ade­más, diseñará el proyecto de tal manera que se reutilice aproximadamente en un 80% el agua captada del río Cauca, generando así una economía circular.

Sobre la preocupación existente por un posible impacto de dichos relaves al río, es importante que el exministro sepa que en cualquier proceso minero serio y respetuoso con el medioambiente, hoy es posible dar un tratamiento especial a la roca que pueda generar acidez al agua, encapsulándola para evitar cualquier riesgo de conta­minación e incluyendo diseños de tratamiento y recolección de las aguas que puedan presentar este tipo de propiedades ácidas.

Para Cock y para varios empresarios de An­tioquia, el impacto paisajístico es uno de los temas más relevantes. Soy testigo del esfuerzo que realiza la compañía, donde un equipo de ingenieros y arquitectos de Colombia y México, expertos en diseños de infraestructuras y paisa­jes, trabajan para reducir de manera significativa el impacto visual e introducir elementos que generen armonía con el territorio y que, incluso, lleguen a producir atractivos visuales.

Lo que vi en Brasil es una muestra de los estánda­res de AngloGold Ashanti en este sentido. Nadie duda del absoluto cuidado de esta empresa con la reserva natural que colinda con el proyecto en Minas Gerais.

En esa misma línea, para el proyecto de Jericó la compañía ha informado que se realizará un cerramiento perimetral, con la posibilidad de instalar afuera de este una plataforma para el avistamiento de aves. En el lugar en el que se proyecta la subsidencia hay actualmente un sembrado de pinos, que será reemplazado por bosque de alta montaña, que alojará más especies de animales y aves.

En el mundo moderno, los cierres de minas implican mejores condiciones sociales, econó­micas e, incluso, ambientales para los territorios. Viñedos, hoteles, espectaculares lagos y parques, autódromos, escenarios para conciertos, mu­seos y zonas completamente reforestadas son algunos de los muchos ejemplos que ofrecen los cierres de minas, que previamente deben ser concertados con las comunidades. Existen experiencias muy positivas presentes en países como China, Canadá, Chile y Australia.

Antioquia tiene hoy una oportunidad invalua­ble para que esta zona del suroeste del depar­tamento potencie las vocaciones tradicionales del territorio y genere nuevas capacidades, así como una sofisticación de las actividades productivas con la atracción de inversiones, que provocan una dinámica de creación de empleo para las actuales y futuras generaciones.

Los ciudadanos, las comunidades, los líderes sociales y ambientales y las ONG son actores relevantes del debate público, con capacidad propia de información y autonomía para fijar y defender sus posiciones. Es por esto que invito al doctor Cock a dar, sobre el proyecto Quebradona, el debate que Jericó, Antioquia y el país se me­recen. Un debate donde primen los argumentos técnicos y las experiencias internacionales, y don­de los jericoanos se empoderen de su derecho a vigilar el cumplimiento de todos y cada uno de los compromisos adquiridos por la minera y exigidos por las autoridades regulatorias.

Consejo de Redacción AdP

Esto es un homenaje a nuestros orígenes, un homenaje a esa Aldea del Piedras que crearon nuestros mayores, un homenaje a su coraje, su dedicación, su esfuerzo, su tesón, y su condición de visionarios.

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