Respeto a la memoriaEl artista jericoano Jaime Osorio Gómez: El arte es un acto irresponsable del talento

Bueno, como uno no lo conoce, llega con cierta inocencia a su estudio y al ingresar, se le viene encima la presencia de un cuadro de grandes dimensiones (¿2 metros por 1,50?), a la manera de un póster multicolor, protagonizado por Maluma, Karol G y J. Balvin. Hay un vehículo deportivo amarillo imponente (parece un Mustang) y también está pintada una mujer, recostada en el carro, hablando por celular. La mujer tiene un manto. Le...
Consejo de Redacción AdP4 meses .20311 min

Bueno, como uno no lo conoce, llega con cierta inocencia a su estudio y al ingresar, se le viene encima la presencia de un cuadro de grandes dimensiones (¿2 metros por 1,50?), a la manera de un póster multicolor, protagonizado por Maluma, Karol G y J. Balvin. Hay un vehículo deportivo amarillo imponente (parece un Mustang) y también está pintada una mujer, recostada en el carro, hablando por celular. La mujer tiene un manto. Le pregunto que quién es ella y me mira como si yo no entendiera nada de este mundo ni del otro, pues para él, claramente, se trata de la Virgen María. ¿No ve pues?

Los dibujos son excelentes. Recorriendo con la mirada, se descubren, tal vez, dos posters más recostados a las paredes, con la misma orientación conceptual y la misma Virgen María, cada vez más seductora, en diferentes posiciones. Le pregunto si esa es la temática de su pintura, y me dice que no, hombre por Dios, esas son un paréntesis en mi pintura, estilo comics, nacido durante la pandemia. Se divierte y se relaja haciendo ese tipo de tarea, que le recuerda sus épocas de dibujante, porque ocurrió que toda su vida estuvo vinculado a la publicidad, durante veinticinco años.

Uno se sorprende porque el trabajo que está viendo es francamente soberbio. Surge la pregunta de rigor: bueno, ¿y las pinturas dónde están? Pues hay muy pocas, porque lo que hace lo vende. Y entonces las muestra con humildad. ¡Es emocionante! Jaime Osorio es un señor pintor.

Quiero conocer más sobre él antes de preguntarle por sus cuadros y entonces se le iluminan los ojos al hablar de su papá, Rubén Osorio, el dentista de Jericó de “toda la vida”. ¡Ah, viejo, pa’ interesante! Resulta que tuvo un periódico, bastante político; incluso fue alcalde en algún momento, siendo un liberal en la época difícil de la violencia. El periódico se llamaba Patria Nueva y me ha invitado al Centro de Historia, donde hay registros al respecto.

Tanto Rubén como su madre colaboraban escribiendo en el periódico. Sin embargo, hace tres aclaraciones: “primero, no me pregunte por fechas o años de estas historias, ya que ni siquiera sé la fecha de mi nacimiento; segundo, mi mamá, que era goda, también contribuía con escritos en el periódico (un amor civilizado). Y, por último, en ese mismo medio, cuando era muy joven, mi hermano Amilkar U también escribía”. Su esposa, Lyda Ospina, también de Jericó, era familiar suya. Los Ospina son muy conocidos en el pueblo y son los dueños de la farmacia Leticia.

Amilkar U, una personalidad emblemática para la historia del nadaísmo fue un escritor reconocido y se convirtió en un modelo para Jaime. Amilkar era de una gran inteligencia, un escritor formidable, un hermano inigualable, su filosofía era excepcional. 

Amilkar me llevaba a exposiciones, me presentaba pintores, me enviaba a talleres. Amilkar dejó en él su huella.

Se emociona con la épica de su padre. Lo echaron de la casa por liberal y empezó a hacerse valer desde muy joven. Lo primero que hizo fue ir a la alcaldía a pedir trabajo. El alcalde le preguntó qué sabía hacer y Rubén muy orgulloso le respondió: “Hombre, yo puedo desempeñar su cargo, o puedo barrer este patio”. La respuesta le sonó irrespetuosa al mandatario local y lo mandó a la cárcel. ¡Qué reprimenda le pegaron con su independencia! Rodó por todo el país, buscando fortuna, pues su familia que era “pudiente” lo abandonó.

Aunque ejercía la publicidad, estuvo cercano al arte toda la vida. Tuvo tiempo de trabajar y aprender en los talleres del maestro Álvaro Barrios en Barranquilla y en el taller del maestro Umberto Alean. Su mamá lo inscribió en Bellas Artes cuando se trasladaron a Medellín, pero se salió a tiempo. Dice que realmente se volvió pintor y a hacerlo con absoluta dedicación a partir de haberse jubilado.

Tiene una capacidad de producción impresionante porque su inspiración es la cotidianidad. Convierte en pintura todos sus recuerdos, los detalles más nimios. Una frase de alguien puede originar un cuadro. Sus cuadros, que fueron muy figurativos en un principio, evolucionaron hasta convertirse en un estilo propio. De hecho, no conserva nada de su etapa inicial.

Y ese estilo propio se nutre de la palabra (¿Influencia de Amilkar? No le cabe duda) porque cada cuadro tiene un relato. A veces del tamaño de un haiku, a veces una frase más larga, a veces tres renglones: “Recuérdame con una rosa”, “Cada cosa se hará a su debido tiempo”, “Hace como una semana que me estoy bañando sin jabón”, “¿Te digo la verdad?”

Sus cuadros se ven y se leen.

Recuérdame como una rosa, obra del maestro Jaime Osorio

Desde muestras individuales hasta colectivas, sus obras han dejado huella en diversas partes del mundo: Nueva York, La Haya, Shanghái, Dubái, Miami y Buenos Aires. Al rememorar su trayectoria, se destaca su presencia en lugares como Tacuarembó (Uruguay), Bogotá y Medellín.

Oiga, y ¿no ha expuesto en Jericó? Como le parece que no. Los avances culturales de Jericó son grandiosos. “Tendré que hacerlo”, explica.

Toda la conversación va tejiendo frases memorables: “uno no pinta para vender”, “uno pinta para encontrarse”, “todas las profesiones de la vida son una forma de arte”, “el arte no es bonito ni es feo, es arte”.

Consejo de Redacción AdP

Esto es un homenaje a nuestros orígenes, un homenaje a esa Aldea del Piedras que crearon nuestros mayores, un homenaje a su coraje, su dedicación, su esfuerzo, su tesón, y su condición de visionarios.

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