Estos temas asociados a las confusiones espontáneas o intencionales que se mueven en la vida cotidiana han sido abordados desde tiempos antiguos por filósofos, poetas y pensadores; y toman forma, además, en chascarrillos populares.
Hizo carrera un estribillo construido por el escritor español don Ramón de Campoamor en el siglo XIX, que se leía así:
“En este mundo traidor nada es verdad ni es mentira, todo es según el cristal con que se mira”.
Don Ramón, dicen los expertos, se inspiró a su vez en reflexiones y textos de escritores anteriores a él, como William Shakespeare y don Pedro Calderón de la Barca.
Dicen que el verso de don Ramón es un canto contra el sectarismo, un texto que desarticula todo aquello que tenga pretensiones de ser una verdad inamovible, una verdad total. Las religiones y los políticos son muy dados al sectarismo, al no admitir que existen diferentes maneras de mirar las cosas para poderlas analizar.
No recuerdo en dónde vi esta afirmación contundente de un campesino, que no solo está llena de sabiduría, sino que enseña precisamente eso, que todo depende del color del cristal con que se mira.
La frase del campesino era esta: “Lo que de aquí pa’ allá es subida, de allá pa’ acá es bajada”.
Por eso hemos insistido en que hablando se entiende la gente; porque si uno conversa sin sectarismo puede abrirse un espacio de comprensión de unos y de otros.
En el caso de las religiones, por ejemplo, si se generaliza corremos el riesgo de cometer injusticias y graves errores. ¿Puede afirmarse que todo creyente del Islam es un criminal, que un pentecostal se va a condenar y es un pecador, que un Budista es malo porque no cree en nuestro Dios o en nuestros Santos?
Si yo no soy vegetariano, ¿puedo afirmar que quien sí lo es comete un grave error?
Igual ocurre con la minería, cuando se generaliza no se abren espacios de comprensión.
Si la actividad minera responsable y altamente tecnificada se analiza desde el punto de vista de los estragos que hace la minería ilegal y criminal, pues desde luego que no puede haber entendimiento.
Pero vale la pena reflexionar: ¿es posible un mundo sin minería? Los metales son vitales para la existencia humana. Hay actividad minera asociada a los platos de cerámica en donde servimos nuestra comida, a los cubiertos que utilizamos, a los clavos que unen la madera de nuestros muebles, a los cables que nos traen la energía, a las máquinas que cosen nuestras ropas, a las tejas de nuestros techos, a los componentes de nuestros aparatos eléctricos (radios, televisores, bombillos, computadores), a nuestros teléfonos; la lista es infinita. Si la minería no puede ser, no pueden ser ninguno de esos objetos de nuestro bienestar. Entonces, ¿no vale la pena hablar civilizadamente sobre cómo hacer buena minería responsable?
Consejo de Redacción AdP
Esto es un homenaje a nuestros orígenes, un homenaje a esa Aldea del Piedras que crearon nuestros mayores, un homenaje a su coraje, su dedicación, su esfuerzo, su tesón, y su condición de visionarios.