Don Miguel Arcángel Tirado ha dedicado 60 de sus 75 años de vida a la confección de sandalias de cuero en Jericó, una labor que le permitió sacar adelante un hogar compuesto por su esposa y colaboradora, Edilma Álvarez, y sus 4 hijos, para quienes el trabajo del cuero era una tarea que se aprendía en familia.
Su amplia experiencia en el sector de la manufactura del calzado y el cuero fue suficiente para que el Centro de Historia de Jericó destacara su labor el pasado mes de septiembre en el marco de la celebración de los 173 años del municipio. Cuando su nombre fue propuesto por la organización, no hubo dudas al respecto, pues Arcángel es uno de esos jericoanos trabajadores y dedicados a su tierra. “Nací en Jericó, pero con mi papá estuvimos recorriendo La Virginia, Pereira y Cartago, aunque fue por poco tiempo; luego decidimos volver”, cuenta don Arcángel.
A sus 16 años, Arcángel comenzó a trabajar como ayudante de un fabricante de calzado, de quien aprendió la técnica. “Aprendí viendo trabajar, porque al frente de la casa había un señor que trabajaba las sandalias y yo me quedaba allí, observando cómo tejía”, recuerda. Con las habilidades adquiridas y una fuerte determinación de ser independiente, empezó a crear sus propios moldes y a adquirir gradualmente sus herramientas de trabajo. “Tenía una yegua que mi papá me ayudó a vender y con ese dinero compré los materiales”, cuenta don Arcángel. Ganó respeto en Jericó por ser un artesano dedicado y, sobre todo, por cumplir responsablemente con sus entregas.
A lo largo de estas seis décadas de trabajo, ha tenido la oportunidad de enseñar a otros lo mismo que aprendió en su adolescencia. Sin embargo, su colaboradora más importante con el tiempo ha sido doña Edilma, su esposa y compañera durante cerca de 54 años. Ella se encarga de algunos procesos en la confección de las sandalias, como el uso del pegante y la organización del material que don Arcángel trae de Medellín. “Antes todo era más manual; las piezas había que cortarlas. Pero hoy el material ya viene troquelado desde Medellín. Aquí corto algunos estilos de sandalias, lo que me permite rendir mejor en mi trabajo”, asegura.
Su trabajo no solo ha inspirado a algunos jericoanos, sino también a sus hijos, quienes actualmente se dedican al trabajo del cuero y a la tapicería de muebles para el hogar y vehículos. Incluso, uno de sus nietos continúa con esta tradición, pero desde los Estados Unidos, una labor que enorgullece a don Arcángel. “Me encanta que hereden el oficio familiar”, menciona este hombre que aún hoy tiene como meta diaria la elaboración de 14 pares de sandalias. “Me gusta mi trabajo, disfruto fabricando sandalias a diario. Por eso me levanto a las 5 de la mañana y trabajo hasta las 6 de la tarde”, cuenta.
Su labor como artesano lo ha enamorado aún más de Jericó, una tierra acogedora y cariñosa que lo ha dado todo. Aunque solo uno de sus hijos vive en el municipio, sabe que la tenacidad característica del Suroeste antioqueño corre por sus venas y las de su descendencia. Una virtud que mantiene intacta y que hoy lo convierte en el jericoano del año.
Consejo de Redacción AdP
Esto es un homenaje a nuestros orígenes, un homenaje a esa Aldea del Piedras que crearon nuestros mayores, un homenaje a su coraje, su dedicación, su esfuerzo, su tesón, y su condición de visionarios.
