Respeto a la memoriaA NUESTRA CATEDRAL EN SUS BODAS DE ORO

Hace cincuenta años, los jericoanos que por aquella época habi­taban nuestro municipio vieron erguirse el que había de ser el nuevo templo que adornaría la plaza principal. Pero esta catedral que hoy se encuentra en sus bodas de oro no fue la que siempre estu­vo incólume en el parque principal de Jericó, pues antes de ella hubo una que por su belleza y detalle en el interior fue muy recordada por nuestros padres y abuelos,...
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Hace cincuenta años, los jericoanos que por aquella época habi­taban nuestro municipio vieron erguirse el que había de ser el nuevo templo que adornaría la plaza principal. Pero esta catedral que hoy se encuentra en sus bodas de oro no fue la que siempre estu­vo incólume en el parque principal de Jericó, pues antes de ella hubo una que por su belleza y detalle en el interior fue muy recordada por nuestros padres y abuelos, pero lastimosamente debió ser demolida por fallas estructurales, que para la época eran incorregibles.

De la antigua a la nueva catedral

El 5 de mayo de 1873 se daba uno de los acontecimientos más impor­tantes de la historia de este siglo en Jericó. Con tan solo veintitrés años de fundación, en el parque principal del nuevo municipio se ponía la primera piedra sobre la cual habría de levantarse el templo de estilo renacentista, que estaría adornado por el italiano Ramelli y que constaría de un cuerpo central de diez metros de ancho y cincuenta de longitud, terminado en la parte final en un altar con ábside, dos cuerpos latera­les de cinco metros de ancho y sesenta de longitud cada uno, y en el fondo con sendas sacristías. También contaría con un cuerpo central de diecisiete metros de altura y un sin número de especificaciones arquitectónicas más, que la convertirían en un majestuoso templo.

Pero el pasar del tiempo fue inclemente con la antigua catedral y poco después de su inauguración comenzó a mostrar innumerables defi­ciencias de construcción que paulatinamente la fueron deteriorando. Filtraciones de agua que obligaron a cambiar el techo, paredes que se estaban desplomando y una notable curvatura que fue apareciendo en el cuerpo central, a la altura de las tribunas, hicieron necesario que los expertos de la época tomaran la decisión de demolerla para darle paso a la nueva catedral.

Para la construcción del nuevo templo, en estilo románico de inspira­ción tradicional y tratamiento e intención de arquitectura nueva, se puso la primera piedra en el año 1949, y de ahí hasta verla terminada se necesitaron veinte años de arduo trabajo, pues la catedral que iría en reemplazo de la antigua sería más grande, imponente y decidida a durar muchos años más que su predecesora. En esta titánica labor aparecieron sacerdotes como monseñor Pompilio Gallego, quien, con decisión y entrega, lideró rifas y ventas de empanadas para poder llevar a feliz término la labor de construir la catedral de Nuestra Señora de las Mercedes, que finalizó en 1969.

Comparar esta nueva catedral con la antigua, dicen muchos conocedores jericoanos, no tendría razón de ser, en primer lugar, porque las fallas que se presentaron en la antigua eran irremediables y poder recupe­rarla era algo imposible, y en segundo lugar porque ambas pertenecen a épocas distintas, donde los recursos humanos y económicos daban para visionar un templo más amplio, que, como muchos aseguran, se ajusta más a las necesidades y capacidad de la demanda turística actual.

El 20 de septiembre se conmemoraron cincuenta años de la consagración de esta catedral, que nos recuerda el tesón y la pujanza de la estirpe jericoana, capaz de concebir grandes proyectos; lo que nos caracteriza también como una raza visionaria y pujante.

Fuentes de investigación:

Presbyterum, Págs. 14 a 19. Año 1991, Centro de Historia, Jericó.

Presbyterum, Págs. 4 a 11. Año 2016, Centro de Historia, Jericó.

Consejo de Redacción AdP

Esto es un homenaje a nuestros orígenes, un homenaje a esa Aldea del Piedras que crearon nuestros mayores, un homenaje a su coraje, su dedicación, su esfuerzo, su tesón, y su condición de visionarios.

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