En estos tiempos donde pareciera predonimar la indiferencia y la falta de empatía, donde pareciera también que la discordia y la división fueran la única forma de convivir como sociedad, aparecen momentos que nos obligan a hacer un alto en el camino para recordarnos que solo en la unión y la solidaridad este mundo podrá encontrar nuevamente su norte.
La madrugada del pasado 4 de noviembre Jericó amaneció bajo el lodo, esto luego de que se presentara una avenida torrencial producida por una de las más intensas lluvias ocurridas en nuestro municipio en los últimos veinte años. Una vez que alumbró el sol, los jericoanos nos encontramos con un panorama desolador. Los grandes movimientos de tierra en Las Nubes y el barrio La Comba habían derribado viviendas y obligado a evacuar durante esa madrugada a unas mil personas en todo el municipio. En el barrio San Francisco las noticias tampoco eran alentadoras, pues varias casas del sector también habían colapsado. En total, siete viviendas en el área urbana habían sido arrasadas por los movimientos de tierra y una en la vereda La Cascada, donde el fuerte aguacero provocó grandes afectaciones por deslizamientos de rocas y lodo.
Pero quién creería que esta emergencia nos daría una lección de unión, hermandad y humildad; pues una vez llegó la mañana, los habitantes, la Alcaldía municipal, los organismos de socorro y las empresas privadas formaron equipos para crear frentes de trabajo en cada una de las calles y lugares afectados. Las divisiones y las diferencias no tuvieron lugar durante esta calamidad. En esta ocasión, las metas de cada uno de los que se encontraba apoyando la emergencia eran la recuperación de nuestro municipio y la solidaridad para aquellos que lo habían perdido todo durante esa madrugada.
Aunque lo que dejó el paso de esta gran cantidad de tierra por las calles del municipio no fue nada consolador, en medio de toda esta argamasa de piedras y lodo, todos los jericoanos celebramos la fortuna de no haber tenido que lamentar la pérdida de vidas humanas ni la desaparición de ninguno de nuestros paisanos. Aunque estos movimientos de tierra representaron costosas pérdidas materiales, entre todo esto surgieron voces de aliento como que lo material se recupera, y que contamos con la fortuna de no haber perdido ningún familiar ni vecino, tampoco que haya algún desaparecido ni herido de gravedad. Gracias a Dios la sacamos barata esta vez.
En nuestro municipio brilló la unión y la solidaridad, y aunque todavía tenemos mucho trabajo por hacer, la meta más próxima es recuperar su grandeza y su economía turística, de la que muchos de nuestros paisanos devengan su sustento y que tanto renombre le ha dado a Jericó a nivel mundial. Hay mucho trabajo por hacer aún, pero si continuamos así, tirando todos hacia un mismo lugar, ¡juntos seguiremos avanzando!
Desde Minera de Cobre Quebradona deseamos lo mejor para cada uno de los jericoanos, sobre todo para aquellos que fueron afectados al perder sus hogares y enseres, y reiteramos nuestro apoyo incondicional para aportar nuestro granito de arena en esta recuperación.
Consejo de Redacción AdP
Esto es un homenaje a nuestros orígenes, un homenaje a esa Aldea del Piedras que crearon nuestros mayores, un homenaje a su coraje, su dedicación, su esfuerzo, su tesón, y su condición de visionarios.
