Durante los últimos 8 meses, Mariana López Fernández ha sido testigo del trabajo responsable y dedicado que el proyecto Minera de Cobre Quebradona está llevando a cabo en Jericó. “Me siento orgullosa de lo que hago porque sé que estoy en una empresa que hace las cosas bien“, menciona esta geóloga egresada de la Universidad de Caldas, quien actualmente reside en Jericó debido a su trabajo.
Esta mujer, originaria de Manizales, forma parte del equipo de geólogos encargados de tareas como la descripción de rocas, generación e interpretación de mapas y otras acciones relacionadas con el estudio de la tierra. Durante estos meses de trabajo, Mariana reconoce que la confianza que el proyecto deposita en sus empleados es un factor fundamental para que el trabajo y la comunicación entre los equipos fluya y genere procesos óptimos, en los que cada uno de los miembros del área hace aportes relevantes. “El proyecto me ha enseñado a confiar en los trabajadores, sin importar el rango. Las tareas se delegan y se revisan para asegurarse de que el trabajo esté bien hecho. Esto ayuda al crecimiento profesional y a asumir responsabilidades“, reconoce Mariana, quien lleva más de 4 años ejerciendo su carrera en la línea de la exploración.
Además del conocimiento técnico que ella y su equipo ponen en práctica a diario, Mariana destaca la importancia de los valores humanos en la generación de buenas relaciones dentro de los grupos de trabajo. Para ella, la integridad, la disciplina y la responsabilidad son complementos fundamentales del conocimiento académico necesario para su actividad. “Uno invierte conocimiento, tiempo, esfuerzo y dedicación. Pueden ser cosas intangibles, pero cuando se hacen bien, todo esto es mucho mejor“, asegura Mariana, quien es amante de la naturaleza y los animales.
Aunque ha estado alejada de su familia durante estos últimos meses, Jericó se ha convertido en su hogar temporal. “La gente es muy cálida, educada. Tienen un trato amable. Eso hace todo más ameno y fácil”. Sin embargo, Mariana dejó a dos de sus amores, Maní y Toby, en su natal Manizales, y los extraña. “¿Viven conmigo en Jericó? No, ojalá pudieran, pero en el campamento no puedo tenerlos“, menciona con un aire de nostalgia.
La amabilidad de los jericoanos, sumada al paisaje y a la vida apacible del municipio, hacen que sus días fuera estén hechos a su medida. Mariana disfruta cocinar, montar bicicleta, leer y escuchar música, además, siempre ha tenido una conexión especial con los entornos naturales y la vida del campo, y en eso el municipio es una excelente opción. “Estar en Jericó rodeada de naturaleza es especial. No hace falta la ciudad“, comenta.
Por lo pronto y mientras el proyecto siga adelante, ella estará poniendo al servicio del proyecto y, por qué no, de la comunidad todo su conocimiento para que a futuro Jericó sea un territorio que impulse el desarrollo para la región del Suroeste.
Consejo de Redacción AdP
Esto es un homenaje a nuestros orígenes, un homenaje a esa Aldea del Piedras que crearon nuestros mayores, un homenaje a su coraje, su dedicación, su esfuerzo, su tesón, y su condición de visionarios.
