Aliados para el desarrolloSer mamá, una historia que se escribe con amor

Alejandra Uribe Peláez  Mamá de Josué, 9 años  Ser mamá me ha llevado a tratar de encontrar la mejor versión de mí misma” Desde que Josué llegó a la vida de Alejandra, ella se ha transformado en una versión renovada de sí misma, en la que Dios está presente en cada instante. “Él me ha dado el regalo más grande, mi mayor tesoro, mi motivo de orgullo“, menciona mientras suspira e infla su corazón de...
Consejo de Redacción AdP11 meses .20013 min

Alejandra Uribe Peláez 

Mamá de Josué, 9 años 

Ser mamá me ha llevado a tratar de encontrar la mejor versión de mí misma”

Desde que Josué llegó a la vida de Alejandra, ella se ha transformado en una versión renovada de sí misma, en la que Dios está presente en cada instante. “Él me ha dado el regalo más grande, mi mayor tesoro, mi motivo de orgullo“, menciona mientras suspira e infla su corazón de amor. Ser madre no es una tarea fácil, es una escuela en la que nunca se deja de aprender, pero cuando Alejandra recuerda la sonrisa de su pequeño, todo su entorno se ilumina. “No todos los días son buenos, pero con él la vida es una caja de sorpresas“, explica. 

Sabe que el tiempo pasa rápidamente y que en cualquier momento su hijo le pedirá que le suelte la mano para emprender su propio camino. Aunque esto le provoca algo de nostalgia, sabe que lo mejor que puede dejarle es el tiempo compartido. Por eso, a pesar de sus obligaciones, Alejandra gestiona su tiempo en casa y en el trabajo para aprovechar cada momento junto a su hijo. “Me gusta ser una mamá presente“, recalca.

Josué cursa actualmente quinto grado de primaria, tiene habilidades en la música, tocando tanto el piano como la flauta. Además, le gusta jugar al fútbol y a los videojuegos, una actividad que Alejandra no prohíbe, pero sí controla y orienta. Ella disfruta de las risas de su hijo, sus ocurrencias y verlo crecer. Por eso, como ella menciona, “acompañarlo a la escuela es un placer y un honor“.Por estas y muchas otras razones, Alejandra sueña con un Jericó educado, con múltiples oportunidades para que su hijo pueda crecer, no solo como un hombre de bien, sino también para que pueda desarrollar sus talentos y conocimientos en la región. “No podré estar siempre a su lado, pero mi papel hoy es ayudarlo y acompañarlo hasta donde pueda“, enfatiza.

Zoraya Ríos Montoya

Mamá de Valentina, 17 años

“Podré ser exnovia, exempleada, exesposa, pero jamás exmamá”

La relación que Valentina y Zoraya han construido en estos años se basa en la confianza y el apoyo mutuo. Ser mamá no ha sido una tarea fácil, es una actividad que se aprende en el camino y que está llena de aciertos y errores, pero si se hace con amor y dedicación, los obstáculos se superan para darles una segunda oportunidad. “Cada instante que vivo como mamá sé que es lo mejor que me ha podido pasar“, resalta Zoraya.

Durante un tiempo y por cuestiones laborales, Zoraya solo veía a su hija los fines de semana, una época que describe como una de las más complejas, ya que era consciente de que su ausencia causaba dolor en la pequeña Valentina, incluso cuando mantenían contacto telefónico diariamente. “Cuando estaba triste, no podía darle un abrazo“, recuerda con algo de nostalgia. Sin embargo, gracias a una oportunidad laboral en Jericó, pudo regresar para acompañar a su hija durante los últimos dos grados del colegio y desde entonces ha aprovechado cada minuto a su lado. “El espacio de la noche siempre está, conversamos mucho, nos contamos cosas. Además, como ambas estudiamos y trabajamos, nos hacemos compañía, salimos a caminar y hacemos muchos planes juntas“, menciona. A pesar de mantener una relación tan cercana, Zoraya reconoce que una de las cosas más difíciles es ver a su hija crecer, pero sabe que es inevitable. Por eso, aprovechó su infancia y ahora juventud para resaltarle tres aspectos importantes: que sea segura de sí misma, que el mundo exterior no afecte sus principios y que sea honesta y diga lo que piensa sin temor. “Uno las ve y siente satisfacción porque ya tienen una vida por la que pueden luchar“, señala.

Por su parte, Valentina es una joven dedicada que estudia a distancia Seguridad y Salud en el Trabajo, pero que tiene como meta ser comunicadora social. Para su mamá, Jericó es un territorio que debe crecer, ofrecer oportunidades para los jóvenes y convertirse en un municipio pionero en educación y tecnología.

Juliana Álvarez

Mamá de Daniel Alejandro, 6 años

“Cuando Alejandro llegó a mi vida, conocí el verdadero amor”

La vida de una mujer cambia con la maternidad, y Juliana no fue la excepción, especialmente cuando se convierte en madre adolescente, como en su caso. “Nadie nos entrena para recibir una vida y hacernos cargo de ella“, afirma. Su vida dio un giro de 180 grados y sabe que este proceso será un desafío para el resto de sus días. “Tuve que aprender a dejar ir mi independencia y mis cosas para dedicarme a ese pequeño“, recuerda. Por eso, siente que ha librado una dura batalla en este viaje, ha luchado contra las etiquetas, ha sido constante y, lo mejor de todo, ha demostrado valentía, constancia y tenacidad para convertirse en la mejor madre.

El camino de la maternidad es agridulce. Hay amor y dedicación, pero también se atraviesan etapas grises en las que se cuestiona todo. “Cuando dudo de mí misma, me lleno de miedo porque no sé si estoy siendo una buena mamá“, menciona esta mujer que, a pesar de las preguntas, sabe que no hay forma de dar un paso atrás. Quizás estos interrogantes son lo que hoy la impulsan a trabajar con dedicación para poder brindarle una mejor calidad de vida a Alejandro. A pesar de sus labores, su horario le permite llevarlo al colegio, verlo al mediodía y aprovechar las tardes para hacer juntos algunas tareas pendientes. “Me enfoco en enseñarle a mi hijo que su felicidad es lo primero, en fortalecer su inteligencia emocional, en que tenga un pensamiento crítico y en darle una buena disciplina, porque una persona feliz no hace daño“, comenta Juliana.

Reconocer sus logros, tener empatía y ayudarlo a expresar sus emociones son tres enseñanzas que Juliana inculca en el pequeño Alejandro, porque sabe que el mundo exterior es cruel y que cuando se descuidan los valores, las personas se vuelven tristes y frías.

Juliana sueña con un Jericó seguro, en el que su hijo pueda jugar, crecer y realizarse como persona, por eso considera que la educación abre oportunidades para crear y trabajar en el territorio, un objetivo que espera se alcance en un corto plazo.

Consejo de Redacción AdP

Esto es un homenaje a nuestros orígenes, un homenaje a esa Aldea del Piedras que crearon nuestros mayores, un homenaje a su coraje, su dedicación, su esfuerzo, su tesón, y su condición de visionarios.

Comentarios

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *.

Esto es un homenaje a nuestros orígenes, un homenaje a esa Aldea del Piedras que crearon nuestros mayores, un homenaje a su coraje, su dedicación, su esfuerzo, su tesón, y su condición de visionarios.

AldeadePiedras, 2023 © All Rights Reserved