Respeto a la memoriaEl teatro Santamaría es una expresión formidable del Espíritu Jericoano

Cuando aún hoy, el visitante conoce por primera vez este teatro, no puede ocultar una expresión de asombro. Ciertamente, el Santamaría no es cualquier escenario, es una obra en la que se resume la vocación pionera de los jericoanos, su espíritu innovador, su audacia. El nombre del teatro es un homenaje evidente a Santiago Santamaría, fundador de Jericó y patriarca de todo lo que significa el espíritu que nos caracteriza. En los documentos que reposan...

Cuando aún hoy, el visitante conoce por primera vez este teatro, no puede ocultar una expresión de asombro. Ciertamente, el Santamaría no es cualquier escenario, es una obra en la que se resume la vocación pionera de los jericoanos, su espíritu innovador, su audacia.

El nombre del teatro es un homenaje evidente a Santiago Santamaría, fundador de Jericó y patriarca de todo lo que significa el espíritu que nos caracteriza.

En los documentos que reposan en el Centro de Historia se encuentran frases que describen de manera exacta lo que significa históricamente el teatro: “era el único en su género en toda la región”, “una obra colosal y poco común en la provincia”.

En el año 2015 se terminó un proceso de restauración que marca el renacimiento de este escenario formidable de la calle 9 con carrera 5 de nuestro municipio, cuya presencia hace parte imborrable de las razones del orgullo de todos los jericoanos, con el blanco de sus fachadas y sus puertas y ventanas rojas.

En el Teatro Santamaría perviven todas las memorias acumuladas a lo largo de los casi ciento cincuenta años de historia que tiene la casona original, pues no podemos olvidar que fue construida en 1874.

¿Qué memorias?

Fue casa consistorial, escuela de varones, escuela elemental, cuartel, casa taller de la Madre Laura. De hecho, en donde hoy funciona el teatro, fue el patio de la escuela de niñas.

Ahí, en esos espacios, los Hermanos Cristianos, hacia el año de 1925, proyectaban películas de cine mudo, y los jericoanos de la época reían divertidos con las travesuras de los personajes de Charles Chaplin. También en esos espacios se vieron las primeras películas sonoras.

1929 fue un año extraordinario para el teatro, pues gracias a los buenos oficios de la Sociedad de Mejoras Públicas, que ha estado ligada desde siempre a su desarrollo, se hicieron obras de adecuación para que la entrada fuera independiente de la casa administrativa, y se construyeron cuatro palcos en los corredores del primero y el segundo piso, las escaleras de acceso a los palcos y la dotación de las butacas en el balcón, además de una escalinata que sirviera de entrada a la platea.

Ese empuje jericoano, su deseo de emular con los grandes centros urbanos, permite encontrar una frase en los archivos, en donde, a la manera de una confesión, se lee que esos “acondicionamientos eran un remedo del Teatro Colón de Bogotá”.

Tal vez por esas pretensiones, el teatro fue seleccionado en 1941 por la Compañía Teatral Bauden para integrarlo a la gira que hizo por Colombia, y se escuchan aún ecos de las felicidades de la primera actriz, María Bauden, y del primer actor, Ángel Calero; europeos ambos, quienes llenaron de elogios a los jericoanos por la belleza de su municipio, por su cultura evidente y por su hospitalidad.

En su condición de gran sala de eventos del municipio, varias generaciones de jericoanos han encontrado en ella el escenario para los bailes de salón, exhibición de películas, encuentros cívicos, talleres de artes y oficios, y espectáculos de danza, teatro y comedia.

El esfuerzo comunitario es su impronta. Nadie olvida, por ejemplo, que en 1941 se concibió una campaña para dotarlo de silletería y la respuesta de la ciudadanía fue inmediata. En un tiempo récord, de una en una, las donaciones para mandar a hacer las sillas se fueron acumulando. Incluso, la Compañía Nacional de Chocolates hizo un aporte adicional, y se hicieron funciones cuyos recaudos tenían también ese objetivo. De hecho, para el año 1942 la Sociedad de Mejoras Públicas recibió las primeras ciento cincuenta butacas que, conforme se registra en los documentos del archivo histórico, “permitieron con su moderno diseño que la sala ofreciera mayor confort a sus asiduos visitantes y que el teatro luciera elegante”.

El Teatro Santamaría es también un ejemplo de resiliencia. Atravesó dificultades severas, estuvo a punto de desaparecer, operó como bodega y parecía resistirse a los esfuerzos de varias administraciones que trataron de levantarlo infructuosamente, hasta su rescate final en ese año 2015, que marca, como lo hemos dicho, la fase del nuevo florecimiento de este símbolo de Jericó y de la antioqueñidad.

Teatro Santamaría

Consejo de Redacción AdP

Esto es un homenaje a nuestros orígenes, un homenaje a esa Aldea del Piedras que crearon nuestros mayores, un homenaje a su coraje, su dedicación, su esfuerzo, su tesón, y su condición de visionarios.

Comentarios

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *.

Esto es un homenaje a nuestros orígenes, un homenaje a esa Aldea del Piedras que crearon nuestros mayores, un homenaje a su coraje, su dedicación, su esfuerzo, su tesón, y su condición de visionarios.

AldeadePiedras, 2023 © All Rights Reserved