OpiniónMinería: ni sí porque sí, ni no porque no

Por Jhonatan Román Román  Estudiante de Ingeniería de Minas y Metalurgia                 Miembro plataforma juvenil de Jericó “NO a la minería, SÍ al agua”, “minería sí pero no así ni aquí”, “sin cobre no hay celulares o carros”, “no hay tecnología sin minería”  Estos son algunos de los argumentos utilizados para decir sí o no al proyecto minero en el municipio, ¿pero son razones suficientes para lograr tal...

Por Jhonatan Román Román

 Estudiante de Ingeniería de Minas y Metalurgia

                Miembro plataforma juvenil de Jericó

“NO a la minería, SÍ al agua”, “minería sí pero no así ni aquí”, “sin cobre no hay celulares o carros”, “no hay tecnología sin minería”

 Estos son algunos de los argumentos utilizados para decir sí o no al proyecto minero en el municipio, ¿pero son razones suficientes para lograr tal cometido? En mi opinión sería un no, porque creo en el desarrollo académico y el avance científico, que ha posibilitado integrar estudios para que el ser humano se permita avanzar sin lastimar el medio ambiente.

Además, considero que existe una amplia gama de matices, que se pueden ver opacados por los argumentos simplistas, y quizás superfluos, que se convierten en los protagonistas de la discusión.

Al realizar una pequeña mirada histórica a la normativa minero ambiental evidenciamos que, incluso, antes de que Colombia fuera lo que hoy reconocemos como país, en el año 1823 se promulgó la primera Ley de Minería “sobre arrendamiento de minas”, dándonos a entender que la minería ha sido una constante, pero es apenas en 1974 que se expide el Código Nacional de los Recursos Naturales y del Medio Ambiente; es decir, se empieza a tener conciencia acerca de la importancia del cuidado del medio ambiente. Finalmente, en el código de minas de 1988 por primera vez se definen, dándole prioridad a lo medioambiental, las zonas protegidas de la actividad minera. Por lo anterior es que creo en el concepto de minería moderna, entendiéndola como aquella que se acoge a la normativa colombiana actual, reconociendo los derechos del medio ambiente y las sociedades circundantes a las zonas de explotación. Por tanto, la dicotomía agua o minería pierde sentido, ya que ambas pueden coexistir gracias a las exigencias de la normativa ambiental y sus entidades de control.

Cuando escucho que Jericó se va a convertir en un municipio como los ubicados en el Bajo Cauca antioqueño o Marmato pienso que es un argumento basado en el miedo. Desde mi punto de vista no es coherente hacer dicha comparación con minas explotadas desde 1587 (Zaragoza) o 1825 (Marmato y Supía), que han tenido que acoplarse a las dinámicas socioambientales actuales, cargando con décadas o cientos de años de explotación en los que, quizás, el medio ambiente y las comunidades no eran reconocidas. Pero ahora, estos dos aspectos toman protagonismo para la viabilidad de un proyecto minero; este es el momento para materializar la minería moderna, con tecnología altamente especializada, donde la extracción se puede hacer con una precisión casi quirúrgica, mitigando los impactos y haciendo posible el desarrollo para la región y la nación. Entonces, minería sí, bajo altos estándares de calidad técnico ambientales, y aquí, porque es importante el desarrollo de Jericó y el de Colombia.

Es cierto que se necesita cobre para nuestros celulares, carros, artículos domésticos, etc., pero debemos pensar más allá. Según el Banco Mundial (2020), metales como el cobre y el molibdeno son y serán de gran importancia para lograr una transición hacia la energía limpia y posibilitar la construcción de las tecnologías necesarias para hacer frente a la problemática del calentamiento global. Es ahí en donde radica la importancia de las explotaciones de cobre ambientalmente responsables, y más en el contexto colombiano, en donde cada vez aumenta la demanda energética y nuestra matriz de generación está basada en hidroeléctricas

y termoeléctricas. Es decir, la utilidad de la minería trasciende nuestra vida cotidiana, y está supeditada a dinámicas globales, por ello el argumento debe ir más allá.

Así como se expone en la revista Energiminas (2020), el desarrollo derivado de la minería no se debe sólo a la explotación: se dice que se ha logrado un correcto desarrollo cuando este proceso se encuentra liderado por las fuerzas productivas, políticas y culturales territoriales. Por ende, hago un llamado a la comunidad jericoana, para que seamos partícipes de nuestro desarrollo y nos apropiemos de la discusión, creando alianzas propositivas para lograr una sana convivencia con el proyecto Quebradona. Así mismo, hago el llamado a la empresa minera, para que genere espacios de comunicación asertiva, porque cuando las y los

jericoanos reconozcamos a Quebradona como una empresa empática podremos hablar del inicio de un proyecto de desarrollo.

 

Bibliografía

Banco Mundial. (2020). La producción minera se dispara con el aumento de la demanda de energía limpia. https://www.bancomundial.org/es/news/press-release/2020/05/11/mineral-production-to-soar-as-demand-for-clean-energy-increases

Energiminas. (2020). Banco Mundial: La minería tiene un gran potencial para impulsar planes de desarrollo territorial. https://energiminas.com/banco-mundial-la-mineria-tiene-un-gran-potencial-para-impulsar-planes-de-desarrollo-territorial/

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