No sabemos hasta cuándo se van a prolongar las medidas restrictivas en nuestro país y en el planeta. Este virus ha demostrado ser implacable. Cuando un país ya empieza a soñar con la normalidad, hay rebrotes que obligan de nuevo a recogerse.
Todo es incierto.
Circuló por las redes sociales en días pasados el hastag #CuandoEstoAcabe. Se trató de una iniciativa orientada a reflexionar cómo iba a ser la sociedad una vez terminada la pandemia. La estrategia terminó con la invitación a realizar un Día Nacional de la Duda. Fue un trabajo más que interesante porque invitaba a pensar sobre las cosas que en el pasado nos parecían “normales”: La pobreza, las desigualdades, las inequidades, las injusticias. La pandemia logró visibilizar la dimensión de todos estos fenómenos y convocó a entender que el regreso a la normalidad no debe ser el regreso a todos esos males que se hicieron evidentes.
La unidad de la sociedad en torno a objetivos comunes, el acrecentamiento de la solidaridad, las reflexiones que tenemos que hacernos sobre los otros, el respeto que debemos tenernos y la necesidad de trabajar por objetivos comunes de progreso y prosperidad compartida son las prioridades de la vida después del COVID-19.
El Espíritu Jericoano será capaz de darnos nuevas lecciones, de demostrar todo eso de lo que somos capaces, de privilegiar la unidad de nuestra comunidad y de permitirnos cosechar los frutos de los esfuerzos que hagamos para avanzar y construir juntos.
Consejo de Redacción AdP
Esto es un homenaje a nuestros orígenes, un homenaje a esa Aldea del Piedras que crearon nuestros mayores, un homenaje a su coraje, su dedicación, su esfuerzo, su tesón, y su condición de visionarios.