Empezó a circular por estos días, a propósito de la celebración del Día de la Madre, un meme típico de las redes sociales con las frases que todos hemos escuchado de las mamás en sus alegatos formativos: “¿Usted cree que estoy pintada, o qué?”, “¡usted no se manda solo!”, “no corra que le va peor”. Son decenas y decenas de frases que, ya adultos, las vemos divertidas; pero que cuando niños no solo alcanzaban a aterrorizarnos, sino que también se convertían en verdaderas enseñanzas.
Hay dos frases, en particular, que además de ser inolvidables alcanzan a convertirse en una especie de huella para nuestra existencia. La primera: “Cuando tengas hijos te vas a acordar de mí” resuena en nuestra cabeza cuando los hijos nos sacan de quicio. Es precisamente ahí cuando lo entendemos todo, nos damos cuenta de la dimensión que tenía cada uno de nuestros actos y la manera como nos fueron formando. Pero la segunda cobra una especial vigencia por estos días: “mamá, ¿pero yo qué le dije? —le preguntábamos— y ella nos respondía: “no es lo que me dijo, es el tonito con el que me lo dijo”.
Tenía toda la razón, el “tonito” marca la diferencia. Una de las cosas que es capaz de modificar el sentido de cualquier palabra, por inocente que ella sea, es el tono que se utilice para expresarla. En estos tiempos convulsos, de confrontaciones, de intemperancias, debemos trabajar por la unidad, la conciliación, el respeto, y para lograrlo el tonito es decisivo. Esa es otra lección de nuestras madres.
Consejo de Redacción AdP
Esto es un homenaje a nuestros orígenes, un homenaje a esa Aldea del Piedras que crearon nuestros mayores, un homenaje a su coraje, su dedicación, su esfuerzo, su tesón, y su condición de visionarios.
