NI RAJAR NI PRESTAR EL HACHA
Toda comunidad reúne gente diversa. Basta con mirar a los lados para darnos cuenta de que somos todos gentes muy distintas. Las hay amigables, cascarrabias, divertidas, serias, estudiosas, optimistas, pesimistas, en fin. Pero hay también gente que ni raja ni presta el hacha, gente para la que todo está mal. No importa cuál sea la iniciativa que alguien tome, para ellos esa iniciativa debió haber sido invertida en otra cosa. A veces es hasta divertido.
Escuchar sus quejas se vuelve aburridor, y por eso todo el mundo los aleja o los hace a un lado. Si alguien en un acto de generosidad dona un mercado, entonces critican porque debió ser dado a otra persona, o afirman que con lo que costó se podría haber dividido la suma para ayudarle a un mayor número de personas. Si alguien propone que sembremos un árbol, el crítico dice que eso no sirve para nada, que debería mejor proponerse una cosa que sí sirva, pero no se explica qué.
Si se recoge una ayuda para los deportistas, entonces dicen que debió ser para los niños. Si se recoge para un sector como el turismo, entonces dicen que ese sector no lo necesita. Si se va a ayudar al gremio de los músicos, dicen que la tercera edad es más vulnerable.
Nada les sirve, pues si, por el contrario, la movilización es por los niños o por la tercera edad, tampoco esa movilización les sirve.
Esta pandemia sí que ha visibilizado a los que ni rajan ni prestan el hacha.
Consejo de Redacción AdP
Esto es un homenaje a nuestros orígenes, un homenaje a esa Aldea del Piedras que crearon nuestros mayores, un homenaje a su coraje, su dedicación, su esfuerzo, su tesón, y su condición de visionarios.