Entre RielesPuente Iglesias es el hogar de Camila Beltrán 

Aunque Camila Beltrán Arenas nació en Medellín, hoy son pocas las cosas que la conectan con esta ciudad. Del caos citadino pasó, hace catorce años, a la naturaleza y calma que sobresalen en Puente Iglesias, un corregimiento a orillas del río Cauca, cuyas aguas Camila divisa todos los días. Unas vacaciones familiares fueron suficientes para que su mamá llegara a estas tierras y decidiera organizarse en este corregimiento junto a Camila y una nueva pareja....

Aunque Camila Beltrán Arenas nació en Medellín, hoy son pocas las cosas que la conectan con esta ciudad. Del caos citadino pasó, hace catorce años, a la naturaleza y calma que sobresalen en Puente Iglesias, un corregimiento a orillas del río Cauca, cuyas aguas Camila divisa todos los días.

Unas vacaciones familiares fueron suficientes para que su mamá llegara a estas tierras y decidiera organizarse en este corregimiento junto a Camila y una nueva pareja. En principio, el sector La Bodega fue el que les abrió las puertas, luego, por azares del destino, se trasladaron a Santa Helena y después a otros puntos del corregimiento, pero La Bodega las recibiría más tarde y aquí se quedarían para siempre. Desde el instante en que su familia tomó la decisión de echar raíces en Puente Iglesias, Camila comenzó la escuela, donde se graduaría de primaría y entraría al colegio.

Tras vivir una temporada en Medellín, Camila, con tan solo diecinueve años, tuvo a su hija; pero la gran ciudad no se comparaba con la tranquilidad que el campo podía ofrecerle a ella y a su pequeña, por lo que después de recuperarse del parto decidió volver a Puente Iglesias y quedarse con los suyos. Una vez de regreso, supo que este era un lugar apacible para formar a su hija, quien hoy ajusta seis años. “Aquí hay tranquilidad, a comparación de Medellín aquí hay mucha naturaleza y animales, eso fue lo que me llamó la atención”, resalta Camila, quien además es consciente de la buena convivencia que hay en el sector donde vive: “Tenemos una buena convivencia, somos buenos vecinos, nos ayudamos entre todos”, comenta.

Aunque este es un lugar apacible y rodeado de una vida natural que la enamoran, ella sabe que todavía hace falta presencia de las autoridades y que por momentos son un territorio que “no tiene ayuda de nadie”. Sin embargo, a pesar de las condiciones, considera que no le cambiaría nada, pues hoy esta es su casa. “Cuando vamos de paseo a Medellín a uno le hace falta el campo, la tranquilidad; eso es lo que más me gusta de mi hogar”, asegura esta mujer, que a sus veinticinco años trabaja como dinamizadora social de un proyecto en el corregimiento.

Hoy, Camila espera conseguir un trabajo estable con el cual pueda sacar adelante a su pequeña hija y adquirir una casa propia: un sueño que la motiva día a día a buscar oportunidades laborales en el sector, ya que, por lo pronto, no tiene pensado moverse de Puente Iglesias, un espacio en el que la naturaleza la ha marcado para siempre.

 

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Esto es un homenaje a nuestros orígenes, un homenaje a esa Aldea del Piedras que crearon nuestros mayores, un homenaje a su coraje, su dedicación, su esfuerzo, su tesón, y su condición de visionarios.

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