OpiniónSE VALE PENSAR DIFERENTE

No tenemos que creer lo mismo, pero sí procurar una buena convivencia, indepen­dientemente de nuestras posturas: a propósito del proyecto que divide a Jericó. Desde hace días se está haciendo notorio, a través de algunos medios de comunicación, el malestar de algunos habitantes de Jericó frente al proyecto minero de la zona, que tiene a la comunidad polarizada. Este panorama parece pasar de gris a oscuro cada vez que el municipio acoge a más personas...

No tenemos que creer lo mismo, pero sí procurar una buena convivencia, indepen­dientemente de nuestras posturas: a propósito del proyecto que divide a Jericó.

Desde hace días se está haciendo notorio, a través de algunos medios de comunicación, el malestar de algunos habitantes de Jericó frente al proyecto minero de la zona, que tiene a la comunidad polarizada.

Este panorama parece pasar de gris a oscuro cada vez que el municipio acoge a más personas que, a honoris causa, convocan grupos de comu­nidades vecinas no para mediar un acuerdo de convivencia, en donde prime el respeto por la opinión particular, sino para protestar contra el proyecto minero. Así pues, queda un ambiente enrarecido.

A la final, los visitantes vuelven a sus ciudades y lugares de origen a promulgar un resumen y una opinión más a través de las redes sociales, creando hilos de emociones mezcladas con imprecisiones técnicas y es­peculaciones futuras, en los que prevalece el síntoma psicológico para catastrofizar la realidad.

Estas convocatorias han sido promovidas por partidos políticos, en lo que ellos llaman la búsqueda de la interpretación de la comunidad frente al proyecto. Y es aquí en donde todo se torna inclinado, pues el convocante ya tiene clara su posición e intención de discurso, direccionada, por lo general, a una férrea oposición a un proyecto de esta envergadura.

Y si encuentran visiones optimistas que acepten la presencia de la com­pañía minera, entonces concluyen que “es porque trabaja en la misma empresa” o “tal vez es porque recibe dineros de la compañía”. De hecho, el calificativo más recurrente es “está comprado”. Tal es la situación, que algunos artistas internacionales ya se han sumado a esta causa, desco­nociendo a quienes avalan el proyecto minero de cobre.

Por esto es que ha surgido de la comunidad jericoana un grupo nume­roso llamado Jericoanos con Visión, que se ha postulado como tercero ante la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) y que tiene programado otro encuentro para estudiar precisamente este tema social.

Este es un llamado de atención para los representantes de partidos po­líticos. Los invito a que hagan un esfuerzo para unirnos como sociedad y mediar los conflictos. No fomenten la división, no tenemos que pensar igual, pero sí tener la convicción de que debemos procurar una buena convivencia, piense lo que piense nuestro vecino, prójimo o familiar.

Por tomar una posición menos apasionada y más razonable ante el proyecto minero, los malintencionados han acusado al alcalde actual de Jericó (David Alonso Toro Cadavid) y a la mayoría de los miembros del Concejo Municipal de “vendidos”.

Y eso no es todo, a esos descalificativos se suman los de los políticos tu­ristas, como Jorge Robledo, Camilo Calle, Daniel Duque, Alejandro Palacio, Angélica Lozano y Paloma Valencia, que han viajado a Jericó para en cinco horas tomar una ligera posición, ignorando, además, que en su recorrido rural pasaron muy cerca de los hogares de campesinos jericoanos que creen que la presencia de la compañía es positiva para el municipio.

Es claro que en Jericó está por definirse la ejecución del proyecto Minera de Cobre Quebradona, y que se debe respetar tanto a la comunidad que está en contra de este como a la que lo aprueba. No debemos seguir permitiendo los descalificativos.

A la larga, el ser humano tiene la capacidad de juicio y criterio suficiente para tomar una posición de acuerdo con la diversidad de argumentos y no basada en el fanatismo, que es donde han caído los contradictores del proyecto en mención.

Jericó es su gente, la misma que debe retomar sus costumbres de sana convivencia y reflexionar meticulosamente sobre quién o qué los ha di­vidido, sin tener en cuenta el sesgo de los visitantes que siembran odios, pero que a la hora de cosechar discordia ya no están, porque viven lejos.

En Jericó debe permanecer la fraternidad, independientemente de que se apruebe o no el proyecto minero. Se vale pensar diferente para, entre todos, fortalecer aquello que nos una y nos permita vivir mejor y con respeto.

Consejo de Redacción AdP

Esto es un homenaje a nuestros orígenes, un homenaje a esa Aldea del Piedras que crearon nuestros mayores, un homenaje a su coraje, su dedicación, su esfuerzo, su tesón, y su condición de visionarios.

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Esto es un homenaje a nuestros orígenes, un homenaje a esa Aldea del Piedras que crearon nuestros mayores, un homenaje a su coraje, su dedicación, su esfuerzo, su tesón, y su condición de visionarios.

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